Sincronicidad y serendipia

En esta era en la que se han roto las barreras tecnológicas para la creación de contenidos de todo tipo (una democratización más a fin de cuentas, un victoria dirán algunos, pírrica otros), sólo es posible entonces equiparar la calidad. Desnudos de medios, sólo queda la creatividad como referente. Y entonces es cuando se descubre que es imposible que todos sean poseedores de tales características. Es casi como que para igualar la balanza rota por la facilidad de generación, por ese acceso desbordante a todo, nos hubieramos vuelto más simples, menos exigentes, tan permisivos como baco… Por ejemplo, no le recomiendo a nadie intentar encontrar calidad en los medios de información actuales. Peor que en la cruzada de los niños. Son meras fuentes de información incompleta, inconsistente, indocumentada e inconnexa. Quizá hecho a proposito o quizá por una simple sincronicidad con el resto del mundo. Puede ser que también yo haya caído en el uso banal de las palabras, quizá debería haber dicho causalidad. Dónde dije digo, digo diego.

A lo mejor, simplemente somos víctimas. De un plan global de desinformación en la era de la información. De la entropía como referente. Sea entonces ésta la serendipia del día.

Yo que dediqué parte de mi vida a la causalidad, la demostración, la inducción, la excelencia y la verdad absoluta debería clamar a los cielos como mero mortal. ¿Dónde quedó todo eso? Claro al final, el mundo es más divertido. Con todas sus incongruencias. Si será que definitivamente, mis amigos tienen razón: tengo empacho de información.

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